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Los miembros del grupo musical Garzón, una de las bandas revelación de la escena del pop independiente, recibieron el pasado martes 18 de julio una notificación de los representantes legales de Baltasar Garzón en la que se les insta a ´´cesar en los actos que constituyen una intromisión a la imagen´´ del juez de la Audiencia Nacional. En el burofax enviado por el despacho de abogados Medina Cuadros se insta al grupo a que, antes de siete días, cambie el nombre de su página web (www.superjuez.com) y suprima tanto las fotografías del magistrado que aparecen en la misma como las alusiones que directa o indirectamente se refieren él. En caso contrario, ´´se iniciarán las pertinentes acciones judiciales´´. El portavoz del grupo, que tocará hoy viernes en el Festival Internacional de Benicàssim, ha asegurado que se trata de un ´´terrible malentendido´´: ´´Cuando nos pusimos ese nombre sólo pretendíamos rendir un sentido homenaje a un prohombre que ha revalorizado conceptos denostados hoy día como ecuanimidad, progresismo y modestia´´. No obstante, pese a la total confianza del grupo en la justicia española -´´que Garzón sea juez y tenga más abogados que OJ Simpson no quiere decir absolutamente nada´´-, la banda ha decidido ir un paso más allá de las recomendaciones del magistrado: ´´Como dijo el caudillo tras la voladura de Carrero, no hay mal que por bien no venga. En realidad, hacía tiempo que nos habíamos dado cuenta de que no tenía sentido seguir llamándonos Garzón. El objetivo del nombre era homenajear al juez más grande de España. Sin embargo, el tiempo, ese juez supremo que da y quita razones, ha dictado sentencia por nosotros. Todo lo que sube, baja. Hay que mirar hacia el futuro. Por tanto, desde hoy viernes 21 de julio, el grupo Garzón pasa a llamarse Grande-Marlaska´´.
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NOTAS DE FIAR
Por Kiko Amat
Me gustan Garzón. Me fío de Garzón. Como a carpinteros conocidos, como a lampistas de confianza, sé que puedo dejarles solos sin que hagan barbaridades. Sé que puedo girar la cabeza sin que construyan cosas insensatas, feas, estériles. Creo que Garzón se ocupan de sus canciones con el antiguo orgullo de los obreros especializados, acabándolas aquí y allá para que sean funcionales, útiles, para que se abran de la manera esperada, para que duren el máximo de años. Las canciones de Garzón, sé que van a durarme años. Sé que van a estar a punto para cada vez que tenga que montarme en ellas, golpear con ellas, regalarlas, hacerlas servir, las canciones de Garzón. Como las scooters antiguas, esas canciones son objetos hermosos y útiles a la vez. Y eso no abunda.
Me fío de Garzón por otras cosas, algunas de ellas tontas. Me fío de ellos porque Roberto se parece a uno de los hermanos de los Young Marble Giants, y uno debe confiar en cosas así. No hay teoría detrás de eso; hay que tomarlo o dejarlo. La regla de oro es: si alguien se parece a Kurt Vonnegut, Robert Wyatt, Jimmy Webb, Richard Brautigan o uno de los dos hermanos de Young Marble Giants, es alguien de fiar. A mí nunca me ha fallado eso, y mis mejores amigos todos tienen caras de otra gente. Se pasean por ahí con caras compartidas, sin saberlo, ignorando que les quiero por razones tontas.
A Garzón les gustan discos lindos, y eso es algo que otros han dicho antes, pero uno debe repetir las cosas de gran importancia. Así, voy a repetirlo: en Garzón les gustan los discos majos. Eso, por supuesto, es una buena razón para fiarse de ellos. Es difícil que alguien que tiene en sus estanterías a Feelies, Comet Gain, Beat Happening, Biff Bang Pow!, Violent Femmes, B-52’s y Orange Juice toque luego con ritmos cansados de indies mentirosos, rock de tómbola para cobardes emocionales, tuertos del estilo, notas que suenan al crujido de pantalones de cuero. No puedes hacerlo, afortunadamente. Plink-plonk, un rasguño, y esa simplicidad natural suena a herencias de folkies dignos, voces de Evie Sands, Al Green, pop californiano, punk verdadero, todo cosido con esmero difícil, de lengua a un lado de la boca, por Garzón. Aprendiendo mientras lo hacen. Artful Dodgers del pop básico, justo.
Y Garzón no mienten. Garzón son políticos sin refranes, sin pancartas subvencionadas, sin sandalias de viejo estalinista. Si hay una izquierda surrealista, situacionista, una izquierda que incorpora las pasiones y los deseos y las obsesiones y el hambre de estar vivo a la posición política, Garzón están allí. Sin darle mucha importancia, como mecánicos convencidos de su pericia. Como electricistas veteranos. Ya lo dije.
De fiar.
Me gustan Garzón como a veces me gustan las cosas: de una manera completa. Veo como agarran la guitarra (cuerpo en el pecho, mástil hacia abajo) y eso trae tantas imágenes encadenadas, dice tanto por sí solo. Hay hechos diminutos, sin intención, que hablan a gritos sobre lo que es uno; hay gestos, miradas, zapatos, aesthetics, guiños susurrados, que construyen galaxias en las que todo encaja, y sólo unos pocos pueden verlo. Y yo, yo veo la melódica que utilizan. Veo la timidez que exhiben. Veo la ilusión que tienen, y que reposa feliz sobre todo el pop hecho por las razones correctas, veo sus cejas levantarse de pura atención, de gran concentración. Como tantas otras veces, todo ha encajado en Garzón; tantas cosas que casi no podemos explicar, imágenes que lo dicen todo. Las ves, o no las ves. El pop también tiene secretos valiosos.
Me gustan Garzón. Me fío de Garzón. Podemos irnos a otras partes, y cuando volvamos la cómoda estará hecha. La scooter en marcha. Los enchufes electrificados. Todo en su lugar, práctico y hermoso a la vez.
Las canciones de Garzón, sé que van a durarme años. |
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www.superjuez.com
Web oficial |
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